Que Él inunde hasta lo más íntimo de tu ser con la
misteriosa fuerza de su presencia.
Que Él te fortalezca para que seas un testigo del
amor de Dios en medio del mundo.
Y que el suave aroma de Cristo, que simboliza el
aceite perfumado de este Sacramento, penetre en cada poro de tu cuerpo e inunde
tu alma de Paz y Alegría, hasta que se derrame en cada persona con quien te
encuentres y en cualquier lugar por donde pases.
No olvides este día. Es una gracia, un Don de Dios.
Felicidades.
Sanlúcar
de Barrameda, 11 de Mayo de 2013.
El párroco.
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